El sábado 4 la dirección de la industria láctea Gloria, con planta industrial en Nueva Helvecia, Colonia, remitió mensajes de Whatsapp a decenas de trabajadores, propietarios de empresas tercerizadas y productores remitentes de leche, notificando el cierre de sus actividades productivas de fabricación de quesos.

Gloria, una empresa cuya sede central se encuentra en Perú, explicó que esa medida obedecía “únicamente a razones empresariales”, por lo que “queremos agradecerle por su compromiso y dedicación permanente, durante el tiempo de servicios”. Por las dudas, en ese mensaje se aclaró que el número desde el que había partido esa notificación no respondería ningún tipo de consultas: “El número telefónico del cual se emite este mensaje no estará disponible para atender llamadas ni responder mensajes con la intención de entregar información clara y oficial. Agradecemos que espere nuestra comunicación telefónica el lunes 6 de mayo en el transcurso del día”. A los empleados “le[s] estaremos enviando la liquidación legal de egreso, la cual le[s] será abonada dentro del plazo legal de 10 días”, aclararon. Los remitentes de leche también recibieron la promesa de que serían canceladas las deudas generadas en abril y mayo, y que además recibirían un pago adicional en forma de resarcimiento.

La noticia cayó como agua fría en Nueva Helvecia. “Fue dada sin anestesia, sin consideración hacia la gente, porque fue recibida mediante Whatsapp la noticia del cierre de un trabajo que, para las personas, implica un proyecto de vida”, comentó, en diálogo con la diaria, Julián Mesa, integrante del Centro Comercial e Industrial de esa localidad.

Si bien para muchos habitantes de Nueva Helvecia era sabido que Gloria Uruguay no había logrado afianzarse en el mercado internacional, nadie pronosticaba un final tan abrupto. Incluso en los últimos días funcionarios de Gloria estuvieron abocados a la organización de los festejos por el Día de la Madre, fijado para el domingo 12. “La empresa ya había encargado los regalos para las trabajadoras que son madres y también para las esposas de los operarios”, contó un comerciante a la diaria.

En los últimos años Gloria intentó desarrollar una buena sintonía con los trabajadores con el desarrollo de ese tipo de actividades que nucleaban a personal jerárquico y a obreros de planta, con el objetivo de evitar que estos últimos avanzaran en la idea de conformar un sindicato.

Además, hace menos de un mes Gloria había hecho un llamado laboral para cubrir algunos puestos de trabajo calificados, algo que también fue visto en ese momento como una señal de que la empresa planificaba continuar con ese emprendimiento en el departamento de Colonia.

“Hubo trabajadores de Gloria que se mudaron de casa en las últimas semanas porque se inauguró un complejo de viviendas en la ciudad”, por lo que “además adquirieron créditos para comprar electrodomésticos y muebles nuevos” para alhajar esas nuevas moradas, también adquiridas a largo plazo, comentó Mesa. “Nosotros cuestionamos la falta de tacto y de consideración con las personas que tuvo esta empresa, porque no tuvieron la capacidad de pensar en el otro. Pensaron en ellos y bajaron cortina”, cuestionó.

En la noche del domingo 5 hubo una reunión entre integrantes del concejo municipal de Nueva Helvecia, integrantes de las fuerzas vivas locales y representantes de la empresa. Allí, los voceros del grupo peruano informaron que la planta coloniense “venía trabajando a pérdida”, “que tomaron esa decisión en forma rápida” y “que no descartan reabrir en el futuro”, comentó Mesa, quien aguarda que los empresarios peruanos “sean prolijos y que paguen todo”.

Nuevo golpe

El cierre de Gloria representa un nuevo sacudón para la población de Nueva Helvecia, que el año pasado sufrió el cierre de Fotmer, una empresa productora de cannabis medicinal que estaba instalada en la zona franca de esa localidad. “Fotmer llegó a ocupar a hasta 200 personas, y Gloria, entre trabajadores directos -más de 40- e indirectos, sumado a los remitentes y a las emprendimientos locales que les vendían servicios, también termina afectando a mucha gente”, lamentó Mesa.

Además, el comercio de Nueva Helvecia, al igual que el instalado en las restantes localidades del departamento de Colonia, “se vio fuertemente afectado por la brecha cambiaria con Argentina, porque hubo personas que cruzaban semanalmente hacia la otra orilla y compraban mercadería que después vendían en la plaza local, lo cual afectaba al comercio establecido”, añadió el integrante de la gremial de comerciantes.

“Ahora, el cierre de Gloria provoca inestabilidad en muchas personas, y si bien el comercio local venía generando un repunte, el nuevo cimbronazo lo podremos ver en el invierno”, advirtió el empresario.

Mesa prevé dificultades para que la mayoría de los trabajadores puedan reinsertarse en el mercado laboral de esa localidad en forma rápida. “En esta zona hay pequeñas industrias lácteas que, a lo sumo, podrán incorporar a uno o dos trabajadores cada una, con suerte”, expresó, y agregó que “en los próximos meses los trabajadores podrán cobrar el seguro de paro y las indemnizaciones por despido, y deberán ser conservadores en aguantar cada peso que cobren mientras buscan otra salida laboral”.

Los remitentes

Valeria Schaffner es una ingeniera agrónoma y productora rural que, junto a su familia, lleva adelante un tambo y un establecimiento de producción de quesos de alta calidad. Un tercio de la leche producida en ese tambo está destinada a la producción de quesos artesanales, mientras que el resto, dos terceras partes, era remitido a Gloria.

“El sábado de noche nos enteramos de que Gloria no nos compraría más la leche”, contó Schaffner a la diaria, y destacó que esa empresa familiar pudo resolver rápidamente cuál sería el destino de la producción que hasta ese momento era adquirida por la empresa de capitales peruanos. “Nosotros tuvimos suerte, porque en los días previos una empresa láctea se contactó con nosotros con el interés de comprarnos ese excedente que le vendíamos a Gloria, por lo cual ese mismo día conseguimos quien nos comprara la leche”, relató Schaffner.

La productora rural también cuestionó el modo en el que fue anunciado el cierre de esa empresa. “Para nosotros fue muy sorpresivo el modo en el cual se dio el cierre, porque estamos acostumbrados al valor de la palabra, a que te llamen y que te digan que la cosa está mal”, expresó Schaffner, y lamentó que la clausura de esa industria “tendrá un impacto negativo en muchas personas que se quedarán sin trabajo”.

Según la productora, los empresarios decidieron cerrar esa planta industrial “porque no pudieron hacerla funcionar; más allá de que le buscaron la vuelta venía dando pérdidas”. “Es un tema del mercado internacional: el precio que se paga por kilo de queso no les da para cubrir los costos de producción y de compra de leche”, aseguró, y explicó que “el valor de la tonelada de queso ronda los 4.100 dólares; Gloria estaba pagando a 41 centavos de dólar el litro de leche, y para hacer un kilo de queso, precisás diez litros, aproximadamente. No le daban los números”.

Schaffner advirtió que a otras empresas del sector “podrá pasarles lo mismo, porque no están cubriendo los números”. “Está complicado el panorama para la industria exportadora, y esta situación de Gloria debería ser una advertencia para el gobierno, que debería ayudar con el tema de la cotización del dólar, porque está muy bajo y pone en discusión la competitividad de nuestra industria en el mercado internacional”.

Los sindicatos lácteos

En Nueva Helvecia todavía persiste una visión crítica hacia acciones “bastante desbordadas” que habrían desarrollado algunos trabajadores de la ex Ecolat, que también fue propiedad de Gloria, y que cerró en 2015, según expresaron algunos actores locales a la diaria.

La aparente ocurrencia de esos hechos, que para algunos determinaron el cierre de esa empresa, profundizaron las posiciones contrarias a la existencia de sindicatos obreros que todavía persiste en una localidad de matriz política y social conservadora. “En Nueva Helvecia suena raro cuando mencionás la palabra 'gremio'”, dijo Mesa, que está radicado en esa localidad hace más de dos décadas, pero que es oriundo de Juan Lacaze, una ciudad definida por la existencia de organizaciones sindicales y de izquierda política. “En varias reuniones del Centro Comercial yo he dicho que nosotros formamos parte de un gremio, de un gremio de comerciantes, y me han mirado bastante raro. Ahora ya se acostumbraron a eso”, contó. “Eso no quita que en el proceso de Ecolat hubo comportamientos criticables a quienes estaban al frente del sindicato y que, por inexperiencia o falta de formación, desarrollaron acciones que fueron negativas”, comentó el comerciante.

La falta de organización sindical entre los trabajadores de Gloria es algo que se nota claramente en este momento, especialmente para quienes acaban de perder su fuente de trabajo, así como para otros referentes de organizaciones sociales locales y del gobierno, que deben enfrentar la tarea de encontrar un interlocutor que represente a los asalariados a la hora de desarrollar acciones conjuntas para enfrentar una situación que afecta a toda la localidad.

En diálogo con la diaria, el presidente de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), Enrique Méndez, consideró que “fue aberrante el modo en el cual cerró Gloria”, teniendo en cuenta “el marco jurídico y el régimen de la negociación colectiva, que tiene fuerza de ley en nuestro país”. “Ese tipo de prácticas pueden desarrollarse cuando no existe organización sindical, como pasaba actualmente en esa empresa”, dijo Méndez, y recordó que “en la etapa anterior de Gloria, al frente de la ex Ecolat, en 2015, anunció que cerraba por 'la intransigencia sindical', algo que nosotros estamos convencidos de que no fue así”. “Ahora no había sindicato, ya no pueden hablar de intransigencia sindical, ya que Gloria trabajaba con base en la precarización, porque no cumplía los laudos ni las condiciones de trabajo”.

“Si bien los trabajadores de Gloria no habían logrado conformar un sindicato, nuestra federación está abierta para todos ellos en este momento tan difícil”, comentó Méndez. “Nosotros decimos que existe legislación sobre la mesa, y que lo único que hizo el grupo Gloria con este cierre fue tomar decisiones abusivas e intempestivas y no respetar ese marco jurídico existente, y que esas cosas pueden ocurrir cuando no hay organización sindical”.

En la mañana del martes 7, representantes de la FTIL se reunirán con las autoridades del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para analizar la situación originada con el cierre de Gloria y el “despido antisindical” de un trabajador de una empresa transportista de leche ocurrido en Juan Lacaze.

El presidente de la federación láctea dijo que el cierre de Gloria se desarrolla en “un marco de primarización de la industria láctea, en el que los empresarios utilizan argumentos amparados en aumentar los niveles de ganancia para pasar de producir quesos a leche en polvo, como ha acontecido en Lactalis”, donde, no obstante, “no se perdió ningún puesto de trabajo en ese proceso, ya que en esa empresa existe organización sindical”. Asimismo, Méndez cuestionó “la falta de control” a las empresas multinacionales que operan en el sector lácteo por parte del gobierno. “Si bien nosotros defendemos la industria nacional y las cooperativas, y no rechazamos las inversiones extranjeras, reclamamos que existan controles cuando esas empresas reciben créditos o fondos de desarrollo”, subrayó el dirigente sindical.